¿Cómo te gusta más? Asado, a la parrilla, rebozada, a la plancha… Sí, ¡nos gusta de todas formas! Pero es que el pollo al horno es una de las opciones que tienes a mano y te quedan unas recetas bien jugosas y deliciosas.
Aquí te vamos a enseñar muchas con las que no defraudar ni al chef más exigente. Quizá uno de los platos caseros tradicionales más sabrosos y socorridos de nuestra gastronomía sea hacerlo al ajillo al horno. En 20-40 minutos lo tienes listo. ¿Sabes de dónde viene eso de ‘al ajillo’? Te va a picar la curiosidad. Lo que conocemos como ‘al ajillo’ es en su origen un macerado compuesto por aceite de oliva, ajo, perejil y zumo de limón que usaban los árabes para mantener mejor el pescado. Lo que pasó después ya te lo imaginas: dejó de ser un mero conservante a genialidad culinaria y además incluía vino blanco y caldo de pollo o de pescado. Una salsa, en definitiva, que definiría durante muchos años la esencia de la cocina española.
¿Pero quieres conocer más recetas de pollo al horno? Te enseñamos cómo preparar alitas para tener contentos a los peques de la casa, a hacer unas buenas pechugas rellenas o unos muslos de pollo al horno. ¡Estas y muchísimas más recetas forman parte de nuestra sección! ¿A qué esperas para saber usar el horno maravillosamente bien? Preparando recetas ahí, logramos que las comidas nos queden mucho más sanas y nos cuidamos muchísimo mejor.
La única preocupación que puedes respecto a hacerlo al horno es si te va a quedar muy tostado. Básicamente, eso se debe a la temperatura del horno. Aunque en todas las recetas te sugerimos una temperatura y luego te pedimos que la bajes, muchos electrodomésticos tienen potencias diferentes. Por ello, lo ideal es que no le quites el ojo de encima mientras se hornea. Si ves que empieza a tostarse mucho, pon una hoja de papel albal sobre la carne. Así evitarás que se queme, manteniendo en todo momento la jugosidad de tu plato.
En el caso de que tengas un pollo en la nevera varios días y quieras darle boleto, te aconsejamos limpiarlo bien con vinagre diluido en agua y cocinarlo con elementos que ‘tapen’ la vejez de la carne, como el zumo de limón o la salsa de soja. Así que si eres de los que se lo han olvidado en la nevera y han dejado pasar varios días sin saber qué hacer con él cuando lo compraste, con este truquito ¡lo salvarás perfectamente!