Esta tostada de salmón ahumado con un toque de la carne melosa y sabrosísima del aguacate hacen que una tostada aburrida se convierta en una tostada original y sabrosa, por lo que, ¡ponte manos a la obra!
Lo primero que debes hacer es mezclar el queso crema con la miel y el curry. Ayúdate de unas varillas o un tenedor con el objetivo de que la mezcla quede lo más homogénea posible. Tiene que tener un color amarillo pálido debido a la cúrcuma que posee el curry. Reserva esta salsa para futuros pasos.
Una vez hayas conseguido este adobo, sigue sofriendo los ajos en una sartén caliente con un chorrito de aceite. Antes de que se doren los ajos, añade los piquillos y desmenuza una pastilla de Avecrem Caldo de Pollo. Debido a que los pimientos del piquillo son productos en lata, irán con un poquito de jugo, puedes optar por tirarlo o bien, usarlo para saborizar tu sofrito.
Si optas por lo segundo, cocina todo hasta que el líquido de los piquillos se evapore. Entonces, añade el azúcar y cocina todo por cinco minutos. Esto caramelizará tu sofrito, dándole unos matices de sabor que complementarán a la perfección esta tostada original.
Ahora, ponte a pochar los huevos. Para ello, lleva a ebullición una cazuela con agua y agrégale un chorrito de zumo de limón o de vinagre. Al añadir acidez al agua, lo que conseguirás es que la clara no se desparrame por el agua, sino que se "pegue" a la yema y, por tanto, se termine cocinando de forma esférica. Sin embargo, para poder conseguir esta forma en los huevos, necesitas verterlos primero en una taza y de la taza dejarlo caer muy suavemente a la cazuela con agua desde el borde de la olla. Deja los huevos durante 3 a 5 minutos en el agua, y ya puedes sacarlos con una espumadera. Reserva los huevos y sigue con tu tostada original. Para ello, corta los aguacates en láminas, ¡y ya casi lo tenemos!
Una vez tengas tostado el pan, comienza a montar la tostada. Primero, unta el queso saborizado con el curry y la miel, el salmón, sigue con las láminas de aguacate, corona con la mermelada de piquillos y, por último, la guinda del pastel: el huevo poché.