Aunque hay otros peces que se parecen al lenguado, conviene no confundirlos, ya que su sabor no es el mismo. El lenguado se caracteriza por tener un cuerpo ovalado y plano, una cabeza grande y una boca dentada. En el lado superior el color de su piel es marrón, mientras que el color de su vientre, el que está en contacto con el fondo del mar, es blanco. Tiene muy poca grasa, por lo que es ideal para aquellas personas que necesitan mantener la línea, siempre que se cocine con métodos de cocción ligeros, como a la plancha, y salsas poco contundentes. Porque si se cocina frito o rebozado, que también está riquísimo, su aporte calórico se incrementa exponencialmente.
Cabe destacar también su alto valor nutritivo. Es rico en vitaminas del grupo B, como la B3 y la B9. Y en minerales como el fósforo, el potasio, el yodo y el magnesio, muy importantes para el buen funcionamiento de huesos, sistema nervioso, la actividad muscular y el sistema inmunológico.
Por otro lado, el lenguado es perfecto para los niños, ya que si se prepara en filetes es un pescado que no tiene espinas y que tiene un sabor y textura muy suaves. De esta forma, los peques se lo comen casi sin darse cuenta que están comiendo pescado. Si quieres lo puedes acompañar con una salsa de queso, de yogur o bechamel, o prepararlo rebozado, relleno o empanado para que aún les resulte más atractivo o apetitoso. Y si aún así a los peques de la casa les cuesta acostumbrarse, una buena idea es utilizarlo como relleno en unas albóndigas, un pastel o para unos pimientos rellenos. De esta manera, disfrutarán comiéndolo sin que les provoque rechazo.