Los tallarines se pueden reconocer fácilmente, ya que se parecen bastante a los espaguetis con la particularidad que son algo más anchos. Aunque los asociamos a la cocina italiana, lo cierto es que se discute si esta variedad no procede de los fideos chinos, mucho más antiguos. La diferencia entre estos dos tipos está en que los chinos se elaboran con harina de arroz o soja, mientras que la de los italianos es de trigo.
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Polémicas aparte, lo que es cierto es que su nombre procede de la palabra italiana “taglierini” y “tagliare” que significa cortar. Y parece que surgieron a partir de la lasaña. Con el fin que la pasta de esta se secara más rápido y se conservará mejor se empezó a cortar de diferentes modos, uno de ellos en tiras finas que se colgaban de unas cuerdas y se dejaban a fuera con el contacto del viento y del Sol. Otra teoría dice que fueron creados en 1487 por el cocinero Zefirano que inspirado por los cabellos rubios de una princesa creó los tallarines.
Al principio la forma de hacerlos era muy básica cocinándolos al dente y añadiendo mantequilla. No fue hasta el siglo XVIII que se empezaron a usar salsas de tomate. De hecho, actualmente la forma más habitual de prepararlos es con salsa boloñesa o ragú que se prepara con carne de ternera, cerdo o conejo, salsa de tomate, romero, ajo, cebolla, panceta y vino tinto. Una vez ya está hecha la salsa, solo hay que incorporar la pasta y servirla con queso parmesano. No obstante, hoy existen un montón de variaciones y se pueden añadir los ingredientes que más nos apetezcan para disfrutar de esta rica pasta. Por ejemplo, pescado, marisco, setas, jamón, verduras, etc. Ven con nosotros a ver que opciones te ofrece esta deliciosa pasta.