Mitos en la alimentación

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Los mitos y creencias entorno a la alimentación son múltiples y a veces contradictorios, lo cual contribuye a confundir a la población, que adopta pautas erróneas y poco saludables en un intento de mejorar sus hábitos alimentarios.

Por tanto, lo primero y más importante es diferenciar los conceptos de “natural” y “sano” que, aunque a veces pueden coincidir, son radicalmente diferentes, ya que se definen de la siguiente manera:

  • Natural: de la naturaleza o que ha sido producido por ella. Que no ha sufrido ninguna elaboración o transformación.
  • Sano: que es bueno para la salud

Hay que evitar la idea de que lo natural se asocia a bueno y lo artificial a malo o perjudicial. Un producto puede ser natural y no por ello favorecer la salud. Un ejemplo extremo podría ser el de las setas venenosas que, aunque naturales, pueden provocar intoxicaciones, o el de consumir una infusión de hierbas con una preparación o dosis inadecuadas, o simplemente comer alimentos naturales en exceso, como demasiado azúcar, aceite, etc.

Y al contrario, un producto puede ser manufacturado e igualmente sano y elaborado con ingredientes naturales. Además, con esta opción ahorras en tiempo y ganas también en sabor. Y si no fíjate en la receta de lasaña de coliflor y bechamel, donde o bien puedes hacer la pasta en casa o comprarla hecha, que estará también riquísima. Este plato es una solución creativa y divertida para que los niños se acostumbren a las verduras, gracias a que se acompaña de maíz, salsa bechamel, queso gruyer y almendras picadas. 

Lo mismo ocurre con la salsa bechamel, puedes prepararla de forma casera, pero con Mi Salsa Bechamel descubrirás una versión sabrosa y especial, ¿te vas a quedar sin probarla? Pues, añádela a la receta de macarrones con atún y tomate, que hará también las delicias de tus pequeños comensales. 

Como ves tener en tu despensa productos ya preparados te sacará de más de un apuro y hará tu vida mucho más fácil. Un indispensable son los botes de Sofrito de Tomate y Cebolla, siempre listos para alegrar cualquier plato. Por ejemplo, el pudín de salmón con espárragos, una comida elegante, ideal para celebraciones con invitados. 

Productos seguros y de calidad

Las propiedades de los alimentos naturales están en relación con su composición química en nutrientes (hidratos de carbono, proteínas, grasas, vitaminas, minerales y agua), fibra dietética y demás sustancias con propiedades que van más allá de las estrictamente nutricionales.

Es cierto que los procesos tecnológicos pueden destruir en mayor o menor grado algunas vitaminas, pero también han contribuido a conseguir productos de mayor calidad que los que se encuentran de forma natural. Además, es importante recordar que la aplicación de procesos tecnológicos es la única manera de conservar muchos alimentos y asegurar así su inocuidad microbiológica y estabilidad.

Las grasas vegetales son mejores

La mayoría de grasas vegetales se caracterizan por la alta proporción de ácidos grasos insaturados y por la ausencia de colesterol. Por el contrario, los alimentos con grasas de origen animal, tienen predominantemente grasas saturadas y siempre tienen, en mayor o menor grado, colesterol. Sin embargo, hay ciertos aceites vegetales como los procedentes del coco, la palma y el palmiste con un elevado contenido en grasa saturada, aunque al ser de origen vegetal, no contienen colesterol.

En la actualidad, mediante un proceso químico denominado hidrogenación se transforman grasas insaturadas en grasas más saturadas, conviertendo aceites vegetales en grasas más sólidas utilizables para la elaboración de margarinas y grasas emulsionables (shortenings), empleadas en la elaboración de galletas, bollería, pan de molde, etc. La hidrogenación, además, da lugar a los denominados ácidos grasos trans, que elevan el colesterol-LDL (malo) y disminuyen el HDL (bueno), por lo que es importante limitar el consumo de los productos que contienen este tipo de grasas.

No hay que olvidar que por su composición en grasas monoinsaturadas, el aceite de oliva se considera hoy en día el más idóneo para la salud. Por suerte, en nuestra cocina mediterránea nunca falta y muchas veces le da el toque de gracia al plato. Compruébalo en la receta de boquerones en vinagre con verduras y aceite de perejil. Un entrante sanísimo con zanahoria, aguacate, tomate y calabacín, y con un aceite especial para la receta que combina a la perfección con el pescado. 

La leche desnatada es menos nutritiva

Cuando se somete la leche al proceso de desnatado se reduce su contenido en grasa y vitaminas liposolubles (aquellas que se encuentran en la parte grasa de los alimentos) como la A, la D y la E, pero conserva la misma cantidad de calcio, lactosa y proteínas que tenía previamente.

El calcio necesita la presencia de vitamina D para ser absorbido en el intestino, y dado que esta vitamina es liposoluble se pierde al eliminar la grasa de la leche. Este problema se resuelve enriqueciendo la leche desnatada con vitamina D. Además existe la leche semidesnatada, con una reducción de grasa del 50% pero que conserva parte de la vitamina D y parte de la A.

Es precisamente esta leche la que se utiliza para elaborar la receta de albóndigas de pescado. Una variación de las clásicas de carne, hechas en este caso con merluza, que serán un bocado irresistible incluso para los más pequeños.

Desmitifica falsas creencias sobre la alimentación y disfruta comiendo con estas recetas sanas y nutritivas. 

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