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Con Avecrem, ¡triunfas!
Cómo hacer Medallones de solomillo con salsa de Oporto
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¿Quieres saber cómo hacer uno riquísimos medallones de solomillo? Pues prepárate, porque estamos a punto de empezar con una de las carnes más sabrosas que puedes adquirir en una carnicería. Para esta receta de medallones de solomillo vamos a comenzar cocinando la carne y la salsa a la vez. Para ello, cocina los solomillos en los 50 gramos de mantequilla. Para que se hagan correctamente, primero derrite la mantequilla en una sartén con una gotita de aceite. De esta forma se irá derritiendo sin quemarse y, una vez transformada en un líquido dorado y burbujeante, añade los medallones de solomillo y comienza a cocinarlos en la mantequilla. Vamos a hacer al mismo tiempo, así que añade el tomillo y la salvia y deja que den su sabor balsámico e intenso a esta deliciosa receta. Deja que se cocinen junto a los solomillos durante 15 minutos, y no dejes que en ningún momento el solomillo esté libre de mantequilla, embadúrnalos bien con ella.
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Cuando haya pasado ese cuarto de hora, saca de la cazuela los solomillos y deja que reposen fuera del fuego. Pero, ojo, no tires la salsa que hemos conseguido con la mantequilla, la salvia y el tomillo. Esta deliciosa salsa para los medallones de solomillo no está terminada. Para darle, casi, el toque final tendrás que incorporar los alcoholes en la cazuela. Con esto conseguirás desglasar los jugos y recuperarlos para hacer una deliciosa salsa para tus solomillos de cerdo al Oporto. Deja que los alcoholes, una vez hayan recuperado las grasas soltadas por la carne durante la cocción de la misma, se reduzcan a más o menos la mitad. Ahora, añade la nata. Para que no se queme, sino que reduzca poco a poco, baja el fuego. Cuanto más lento se haga este paso, mejor, ya que es muy importante para que todos los aromas se concentren.
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Para darle un toque de sabor extra a esta deliciosa salsa de tomillo y salvia para los medallones de solomillo, desmenuza una pastilla de Avecrem Caldo de Pollo en la misma. Deja que la nata vaya reduciendo y, una vez espesada, retira la salsa del fuego. Cuélala para quitar cualquier grumito y salsea con la salsa los solomillos que han reposado.