Salsas para carnes y pescados

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Las salsas son como un traje a medida. Hay ingredientes que desnudos están deliciosos pero “vestidos” también tienen su punto. Lo bueno de las salsas es que puedes abusar de una carne o un pescado y, sin embargo, cada día parecerá un plato diferente. Y es que hoy la cosa va, precisamente, de carnes y pescados con salsa.

Lo primero que nos viene a la memoria son algunos dúos clásicos, especialmente con el solomillo. Y es que esta carne tan apreciada tiene sus “hits” salseros como el Solomillo a la Pimienta Verde o el Solomillo al Roquefort. Pero en cuestión de solomillos, te proponemos otras opciones salseras mucho más originales, como el Solomillo con Salsa de Naranja y Mostaza, los Solomillos al Whisky o el Solomillo con Salsa de Queso, a base de queso fresco de cabra. 

El pollo es otra carne que cambia totalmente de registro con una salsa adecuada. ¡En China saben mucho de eso! Algo oriental es este Pollo con Salsa de Almendras, que además lleva un toque de coñac. Y de China a Japón con este Pollo Lacado con Nems, donde la salsa de soja tiene un papel importante y que se acompaña con una original salsa de remolacha.

Seguimos con las carnes. Esta receta de Cordero con Mostaza y Menta juega con salsas universales como la mostaza o la Worcester y las aromatiza con menta para crear una salsa final elaborada con el jugo de la cocción. ¡Mmm! Y si te apetece disfrutar de un buen trozo de buey pero estás cansad@ de hacerlo a la plancha, fíjate en este Buey con Salsa de Oporto, con el toque exótico del curry en su marinado y el dulce del vaso de Oporto.

En el caso del pescado, también hay clásicos infalibles, como el Bacalao al pil-pil. Pero vamos a ir más allá con recetas un pelín más sofisticadas y originales. 

El Salmón, con un sabor mucho más consistente que el Rodaballo, forma una pareja espectacular con el vino, como se puede comprobar en esta receta de Salmón al Vino Tinto. ¡Además lleva ciruelas sin hueso! 

Esto es sólo un ejemplo. Hay decenas de recetas con salsa que puedes preparar para variar los sabores tradicionales o más comunes. Eso sí, te aconsejamos que tengas mucho pan a mano, ya que tus comensales lo van a necesitar para rebañar el plato. 

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