Fotografía tus platos como un profesional

Si estás leyendo esto es más que probable que te guste imaginar recetas, cocinarlas y fotografiarlas para compartirlas con tus amigos. Quizá incluso te apetezca subir una de tus creaciones a nuestra web y acompañarla de una foto. Hacerlo es muy fácil y sólo tienes que acceder a este enlace, o pinchar en el recuadro 'Sube tu receta' de la parte superior de la página web de Gallina Blanca.
Los profesionales de la fotografía y muchos bloggers tienen trucos propios para lograr el efecto deseado en sus platos. Pero hay algunos aspectos más técnicos que son comunes y merece la pena conocer. Por ejemplo, elegir siempre que sea posible una luz natural, asegurarnos de que los fondos sean neutros para no desviar la atención, jugar con el enfoque para dar mayor profundidad a las fotografías (lo que se conoce como profundidad de campo) o buscar unos encuadres originales y diferentes, es algo que deberíamos tener siempre en mente.
Si usas una cámara réflex, también podrás utilizar diferentes objetivos, como el gran angular o el macro, para cambiar la perspectiva de la fotografía. Con los móviles esto es más difícil, ya que no podemos cambiar el objetivo, pero sí podemos aplicar efectos muy variados para personalizar nuestras fotos.
¡Manos a la obra!
Si después de leer esto te pica la curiosidad y te animas a subir tus recetas con fotos hechas por ti, a continuación compartimos 5 trucos de iluminación y estilismo que nos han contado los fotógrafos que inmortalizan nuestras recetas.
¡Aplícalos y tus platos cobrarán vida ante la cámara!
La luz, esencial
Como hemos dicho, es importante contar con luz natural, como por ejemplo la que pueda entrar por una ventana. Por otro lado, para acabar de iluminar, puedes emplear una hoja de papel que rebote la luz. También puedes poner objetos, como un salero, entre la fuente de luz y el plato a fotografiar para crear efectos de sombras.
Ten en cuenta, eso sí, que en ocasiones la luz puede jugarte malas pasadas. Es especialmente importante evitar los contraluces, que le sientan muy mal a la cámara. En cambio, la luz lateral o trasera, es ideal para tomar fotografías, y esto se aplica también a la hora de inmortalizar tus creaciones.
No tengas prisa
Si vas a fotografiar una ensalada, no la montes como si te la fueras a comer. En el plato se pone papel de cocina mojado para dar estructura y, sobretodo, para mantener fresca las hojas mientras preparas el resto de detalles de de la foto. Cuando hayas terminado la foto puedes retirar el papel, terminar la ensalada y comértela.
Si vas a fotografiar un guiso o un estofado, no fotografíes el plato que servirías en la mesa. Elige unos cubos de carne, disponlos en el plato con las patatas (o el acompañamiento que corresponda) y añade la salsa pintando con un pincel.
Controla los brillos
El tomate, las aceitunas y otros alimentos que brillan pueden pueden volverse mates mientras esperas a fotografiarlos. Si eso ocurre, otra vez con un pincel les puedes dar un toque de aceite para recuperar su brillo.
No eches jamás aceite ni sal a las hojas y verduras verdes, un spray de agua puede será tu aliado.
Cocciones brevísimas
Es importante acortar las cocciones. Las legumbres, el arroz… se cuecen muy brevemente para que conserven su aspecto. La pasta no se cuece más de un par de minutos. Luego puedes conseguir que se acabe de hidratar dejándola en remojo de un día para otro.
El truco del gratinado
Si, por ejemplo, tienes que fotografiar una lasaña (cuya pasta tiene que cocerse muy brevemente) no querrás meterla en el horno, así que para conseguir el gratinado tendrás que emplear un truco.
Cubre un trozo de papel de aluminio con emmental (el queso que se dora mejor) y tuéstalo en el horno. Cuando esté dorado, retíralo, déjalo enfriar, sepáralo del papel de aluminio y pon la lámina gratinada de queso sobre la lasaña. ¡Tachán!