La alimentación en la primera infancia
La primera infancia, como cada etapa de la vida, tiene sus peculiaridades y necesidades nutricionales, a las que se irá adaptando la alimentación. En este caso, se debe proporcionar al bebé la energía suficiente para mantener las funciones vitales, pero además tiene que cubrir las necesidades relacionadas con el crecimiento y la maduración, pues en esta época existe el mayor crecimiento físico y desarrollo psicomotor de toda la vida.
No hay que olvidar que, también en el período de 0 a 3 años, se tienen que favorecer las condiciones que permitan la adquisición progresiva de unos hábitos alimentarios saludables, que se mantendrán a lo largo de la vida.
Consideraciones alimentarias de 0 a 6 meses
Durante los primeros 6 meses de vida, el único alimento recomendado para el bebé es la leche materna a demanda (cuando el bebé lo pida) de forma exclusiva, pues supone ventajas para la madre (mejor recuperación del útero después del parto, mejor recuperación física, reducción del riesgo de cáncer de mama y de ovario, reducción del riesgo de anemia y osteoporosis) y para el bebé (protección frente a infecciones y alergias, reducción del riesgo de muerte súbita del lactante, protección frente enfermedades futuras tipo diabetes, obesidad infantil, etc.).
En caso que no sea posible la lactancia materna, se puede optar por una leche adaptada de fórmula.
Consideraciones alimentarias de 6 a 10 meses
A pesar de que la leche materna sigue siendo la principal fuente nutritiva durante este periodo, se empieza a complementar con otros alimentos, que habitualmente son purés variados de:
- Frutas (retrasar las frutas rojas y exóticas hasta los 18 meses)
- Verduras: zanahoria, judías tiernas, cebolla, calabacín, calabaza, puerros.
- Farináceos: papillas de arroz, maíz y/o patata. A partir de los 7 meses se puede iniciar la aportación de cereales con gluten (trigo, centeno, cebada, avena).
- Carne: 20-30g/día. A partir de los 9 meses, se puede sustituir alguna ración de carne por 30-40g de pescado blanco (lenguado, merluza, gallo).
- Una cucharada de postre de aceite de oliva.
En lo que se refiere a cantidades, es importante priorizar y respetar la sensación de apetito del bebé, ya que ellos mismos son capaces de regular su ingesta en función de sus necesidades. Tampoco son buenas las comparaciones, pues cara niño/a tiene unas necesidades diferentes que, además, varían con el tiempo.
Consideraciones alimentarias de 10 a 12 meses
Es recomendable continuar con la lactancia materna a demanda hasta los dos años de edad o más, y poco a poco, ir estructurando los horarios para adaptarlos a las comidas familiares.
Además de la incorporación de algunos nuevos alimentos, en esta franja de edad, es recomendable empezar a chafar los alimentos en vez de triturarlos y ofrecerlos cortados a trocitos pequeños.
Algunos de los alimentos que se pueden empezar a ofrecer son las sopas de pasta fina y arroz, yogur y queso fresco, yema de huevo cocida y purés de legumbre cocidos y pasados por el pasapurés.
Consideraciones alimentarias a partir del año
A esta edad, el niño/a puede comer casi de todo y, progresivamente, podrá probar la leche entera y el queso no muy graso, el huevo entero, la pasta más gruesa bien cocida, las legumbres chafadas o enteras bien cocidas, lechuga, zanahoria rallada, tomate y frutos secos triturados.
Por lo que respecta a las técnicas culinarias más idóneas entre el año y los tres años de edad, son las sopas, cremas, purés, hervido y vapor, guisos, estofados y, a partir de los 18 meses, algún asado y frito.
A partir de los 18 meses sólo queda incorporar a la alimentación el pescado azul del tipo sardina, atún o la caballa (sin piel ni espinas), y las verduras flatulentas como las coles, alcachofas o espárragos.