Hacer glaseados: las mejores técnicas

Probablemente, cuando escucháis la palabra glaseado os imagináis recetas de postres cubiertos de azúcar glasé a modo de montaña nevada. Sin embargo, es probable que no sepáis que en los últimos años todos esos postres originales y llenos de color que vemos en fiestas infantiles o en tiendas de cupcakes de estilo retro, también están considerados como glaseado. No es tan difÃcil hacer esta masa de decoración para cupcakes. Con esta técnica conseguimos elaborar una base blanca y lisa con azúcar glasé. Existen dos tipos de glaseado. Vamos a ver cuáles son.
Glaseado simple
Como su propio nombre indica, es el más sencillo. Lo único que hay que hacer es colocar el azúcar glasé en un bol e ir echando cucharadas de agua mientras se va moviendo la mezcla con una cuchara de madera. Con esto conseguiremos hacer una pasta que en principio será bastante lÃquida pero que hemos de trabajar hasta que quede más densa. Para que el color sea completamente blanco, lo que debemos hacer es añadir unas cuantas gotas de limón. A la hora de realizar la mezcla, además de hacerlo con agua, otra de las variantes es prepararla con una clara de huevo, que ayudará a que la pasta quede densa con mayor facilidad.
Glaseado Real
Este tipo de glaseado es mucho más trabajoso. Para empezar, hay que tamizar el azúcar glasé en un bol y mezclar una clara con gotas de limón. A diferencia de lo que hacÃamos con el glaseado simple, en este caso no podemos mover la mezcla con una cuchara de madera, sino con una varilla para conseguir una espuma, eso sÃ, sin que las claras queden a punto de nieve. Cuando la mezcla esté lista, añadiremos el azúcar que previamente habÃamos tamizado y volvemos a moverlo, esta vez sÃ, con una espátula de madera. Lo dejaremos reposar en torno a 10 o 15 minutos y, posteriormente, en el caso de que queramos darle color (para hacer bizcochos, galletas, tortas o tartas de colores para los más peques de la casa), sólo tendremos que añadir colorantes o, si queremos usarlo como cobertura para tartas, añadir aún más azúcar y claras de huevo. Aunque en principio pueda resultar laborioso, los resultados son fantásticos y merece la pena hacerlo de vez en cuando. Todos aquellos que vean nuestra obra nos darán la enhorabuena y nos considerarán grandes chefs, seguro.