El agar-agar, el espesante que vino del mar

A veces, en algunas recetas, encontramos un ingrediente de nombre casi musical que no es todo lo conocido que debiera: el agar-agar. Su nombre significa jalea y esta es una de las texturas que se pueden obtener cuando se utiliza en cocina. Esta sustancia tiene origen marino y se obtiene de algunas variedades de algas, siendo su función como espesante la que lo hace muy interesante como ingrediente en la cocina.
El agar-agar se presenta en polvo, listo para utilizar. Su capacidad de absorber agua hasta más de doscientas veces su tamaño, lo convierte en un ingrediente imprescindible a la hora de preparar gelatinas, tanto en frío como en caliente. Su origen hace que sea una buena alternativa a las gelatinas de origen animal, como la cola de pescado o aquellas obtenidas de huesos y tejidos procedentes de diversos animales.
También se pueden preparar gelatinas de frutas tropicales, el talón de Aquiles de otros gelificantes, que debido a la acidez de estas frutas no obtienen buenos resultados. Por contra, aquellos líquidos que contienen grasa no son adecuados para utilizar con el agar-agar.
Incoloro e insípido, es una excelente base que respeta los colores y sabores propios de los alimentos y posee propiedades beneficiosas para el organismo, ya que aporta fibra soluble, actúa como regulador intestinal y tiene efecto saciante.
Son muchas las recetas que podemos preparar beneficiándonos de las propiedades del agar-agar, como el aspic de gambas y langostinos, fiambres enriquecidos, como el pavo con jamón en gelatina, y vistosos postres como la panacotta con compota de frutos rojos.
Si eres aficionado a las gelatinas y te gusta prepararlas en casa, el agar-agar es un ingrediente que no debes dejar de tener en tu despensa.