Si no sabes muy bien qué preparar una fiesta de cumpleaños, para una merienda o un aperitivo nosotros te traemos que te salvará de las frías garras del fiambre y te permitirá huir de los sempiternos canapés de salmón: nuestros rollitos de jamón.
Estos rollitos de jamón son supersencillos, rápidos y muy sabrosos, lo que los hace perfectos para esos momentos en los que o no sabes qué cocinar, o tienes que hacer montañas de aperitivos para un regimiento. Con esta receta, podrás ahorrar mucho tiempo, ya que se hace en un abrir y cerrar de ojos.
Además, gracias a su empanado quedan crujientes y sabrosos, y no te arrepentirás de destinarles unos minutillos de tu tiempo. Anímate a hacer estos rollitos de pan de molde, ¡y se la estrella de la fiesta!
Ya tienes unos rollitos de pan de molde rellenos, perfectos para una fiesta de cumpleaños, una merienda campestre o cualquier celebración. Acompáñalos de algunos canapés, una ensalada o nuestros riquísimos huevos escoceses para agasajar a tus invitados. ¡Serás el anfitrión perfecto!
Ingredientes para Rollito de jamón
Cómo hacer Rollito de jamón
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Estos rollitos rellenos de jamón y queso se hacen en un momento, ¡pero te prometemos que se acabarán incluso más rápido! Para empezar mezcla los 200 gramos de queso crema con el Tomate Frito Gallina Blanca en un bol y, con un tenedor o unas barillas, bate esta masa hasta conseguir un color rosa pálido muy similar al de la salsa rosa. Esta será nuestra salsa, con la que conseguiremos dar cremosidad y mucho sabor a los rollitos de jamón. Cuando tengas una masa más o menos homogénea, resérvala para para siguientes pasos.
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Pero, los rollitos de pan con jamón necesitan del pan, ¡así que ponte a amasar! Pero no una masa, sino las rebanadas de pan de molde. Aplana cada una de ellas con un rodillo para que queden finitas. Si no tienes un rodillo, no te preocupes, puedes hacerlo con un bote de cristal plano.
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Cuando los tengas bien, bien planos es hora de untar en ellas la mezcla de queso crema y tomate frito. Espárcela bien por cada rebanada, y en cada una de ellas pon encima una loncha de jamón. Enrróllalos y pásalos por un poco de harina y huevo, ¡y a la sartén!
Fríelos con una buena cantidad de aceite bien caliente y sácalos cuando queden dorados y crujientes. Emplata en una fuente con un poco de papel absorbente para eliminar el exceso de aceite, ¡y listo!