EL CAFÉ, UN BUEN ALIADO.
Para no perder el aroma del café molido, Consérvalo en un tarro hermético. Pon unos cuantos granos de café en un pequeño recipiente, y mételos en el frigorífico, quitará los malos olores. No tires los posos: repártelos entre tus macetas. Con ello conseguiremos que sirvan de abono para la tierra y tus plantas te lo agradecerán. Si decides tirar los posos, hazlo por el desagüe del fregadero. Actúa como desatascador.