Antes de poner a marinar las alas, es conveniente quemarles los restos de plumas que puedan tener adheridas. Para ello, puedes usar la llama del fogón o, si trabajas con una cocina eléctrica, con un soplete de cocina. En este caso, ten la precaución de colocar las alas en un recipiente que aguante bien el calor (puede ser una sartén). Puedes disponerlo sobre la superficie de los fuegos, que aguanta temperatura.