San jacobos de lomo

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  • 10-20 min
  • Fácil
  • 4 personas

Hay que reconocerlo, el cerdo nos encanta y, además, nos gusta de todas las formas posibles.

Quizá la máxima expresión de este animal, cuando se traslada a la mesa, sea el jamón, pero los san jacobos… ¡ay, qué jugosos, qué sabrosos, qué rellenos de ese queso que se derrite!

Es morderlos y notar el crujido de su rebozado y teletransportarnos a la infancia… ¿no te pasa lo mismo?

Prueba a cambiar el relleno de los san jacobos. Si sustituyes el jamón por sobrasada tendrás unos mallorquines; si en lugar de queso usas manzana, serán un poco dulces y si empleas queso azul y jamón curado, obtendrás una bomba de sabor.

Ingredientes para San jacobos de lomo

Cómo hacer San jacobos de lomo

  • En un plato hondo bate los huevos y en otro plato pon el pan rallado.

    Hay que reconocerlo, el cerdo nos encanta y, además, nos gusta de todas las formas posibles. Quizá la máxima expresión de este animal, cuando se traslada a la mesa, sea el jamón, pero los San Jacobos… Ay, ¡qué jugosos!, ¡qué sabrosos, qué rellenos de ese queso que se derrite! Es morderlos y notar el crujido de su rebozado y teletransportarnos a la infancia… ¿No te pasa lo mismo?
    Prueba a cambiar el relleno de los San Jacobos. Si sustituyes el jamón por sobrasada tendrás unos mallorquines. Si en lugar de queso usas manzana, serán un poco dulces y si empleas queso azul y jamón curado, obtendrás una bomba de sabor.
    Lo cierto es que el San Jacobo se suele confundir con el cordon bleu francés, el escalope de Viena, el cachopo asturiano o incluso hay quien cree que es como un flamenquín cordobés, pero sin enrollar. Todas estas preparaciones tienen en común que se fríen para tener este sabor que tanto los caracteriza y que nos recuerda a la infancia.
     

  • ¿Pero, te has preguntado alguna vez porque esta exquisita receta lleva el nombre de San Jacobo? A priori podríamos pensar que su nombre fue para homenajear al santo, pero si vamos más allá podemos ver que este no es necesariamente el motivo.
    Se dice que este nombre proviene de Santiago. Que fue quien perteneció a los discípulos de cristo. Esto es lo que dice la Biblia, pero la verdad es que en tiempos de Jesucristo no existía tal nombre, sino que surgió años después. Que el San Jacobo tenga relación con Santiago, nos hace relacionarlo con una de las teorías más extendidas sobre el origen del nombre de esta comida.
     

  • Pasa por el huevo y por el pan rallado.

    La teoría más extendida apunta a que este plato procede de las hosterías del Camino de Santiago y venía a ser algo así como el plato de lujo con el que se obsequiaba probablemente a los peregrinos que hubiesen realizado alguna heroica gesta. Así que este suculento plato era el premio que tenían aquellos devotos que pasaban horas haciendo el camino. Este plato se empezó a elaborar en estos hostales, ya que era una forma fácil de aglutinar varios alimentos con mucha energía en un mismo plato y los peregrinos hambrientos lo agradecían mucho.

  • Deposítalos sobre papel de cocina para que suelten todo el aceite de la fritura.

    Ahora que ya conoces un poco más de la historia de este plato tan típico de nuestra gastronomía, ¿te atreves a prepararlo? Es muy fácil ven a ver cómo hacer San Jacobos. En un plato hondo bate los huevos y en otro plato pon el pan rallado.
    Abre los filetes de lomo y sazónalos con Avecrem Dúo Guisos de Carne. Rellena con las lonchas de queso y jamón y cierra haciendo un sándwich. Pasa por el huevo y por el pan rallado. Fríe en una sartén con aceite. Dales la vuelta y retíralos de la sartén cuando están dorados. Deposítalos sobre papel de cocina para que suelten todo el aceite de la fritura. Sírvelos acompañados de una ensalada de lechuga y tomate. Y así tan fácil ya tienes tu receta de San Jacobos lista.

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Consejos para cocinar San jacobos de lomo

El Truco: comprueba la temperatura del aceite

 

Para comprobar la temperatura del aceite, deja caer una gota del rebozado en el mismo. Cuando el rebozado cae hasta el fondo y emerge lentamente, la temperatura del aceite es de unos 160 ºC, ideal para las verduras. Si el ingrediente no cae del todo, la temperatura de la grasa es de unos 170 ºC. Lo ideal es no superar nunca esta temperatura. Lo sabrás porque el rebozado se dispersa en la superficie cuando el aceite está a 180 ºC. 

 

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