Si abres un brick o una lata de tomate frito y no la terminas del todo, para conservar mejor ese tomate restante y evitar que le salga moho o se estropee, échalo en un bote de cristal y rocíale aceite por encima (sólo para cubrir la superficie). Mételo en el frigorífico y podrás utilizarlo en cualquier momento, sólo tendrás que echar el aceite para un lado y aprovecharás el tomate.
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