Si tienes un queso muy grande que no vas a utilizar enseguida puedes congelarlo. Córtalo en trozos para no tener que descongelarlo entero y envuélvelo en papel encerado y luego en papel de aluminio para evitar que se seque. Ten en cuente que, los quesos duros se mantendrán 6 meses congelados; los blandos, unos 4 meses; y los frescos es mejor no congelarlos.
		
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