Con un cuchillo afilado, haz pequeños cortes a través de la pulpa, como si fuera un enrejado, pero sin llegar a la piel. Unos cortes suficientemente profundos para que llegue la cocción de manera uniforme, pero también superficiales porque no queremos cortar la piel. Así conseguirás que se cocinen bien y obtendrás el máximo sabor de este plato.
 
		
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