Si quieres que tus pechugas empanadas queden más jugosas, añade junto al huevo un buen chorreón de leche e introduce las pechugas, empapándolas. Mételas por la noche en el frigorífico y prepáralas al siguiente día para la comida (lo recomendable es que estén de 8 a 12 horas, pero con 5 horas ya se nota el efecto).
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