Cuando compres tu lubina en la pescadería, esta debe quedar simplemente sin escamas ni aletas, dividida en dos filetes sin la espina central.

No limpies tu lubina con agua cuando llegues a casa porque perdería sabor, es suficiente con pasarle un paño húmedo para retirar restos de sangre, que daría un sabor muy amargo a la carne del pescado.

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