Uno de los trucos es remojarla en agua caliente antes de comenzar a cortarla, solo durante unos segundos, y luego ya proseguir con total tranquilidad.
Otro truco más práctico y no tan conocido es mojar en vinagre el filo del cuchillo con el cual trabajaremos y de esta manera no se evita el conflicto pero sí se disminuye notablemente.
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