En los cítricos, la parte más aromática es la superficie de la piel. Allí se encuentran pequeñas glándulas con aceites esenciales concentrados. Bastará con rallar un poco de piel en la masa de un pastel o de un guiso, infusionar un trozo en leche o jugo de cocción o romper pedazos de piel cortada encima de una bebida para aprovechar su aroma.
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