Podemos disfrutar del aroma de ajo fresco en un plato y evitar las digestiones difíciles. En el momento de servir rascaremos un ajo en las paredes de un bol para una ensalada; en la superficie de un plato que va a albergar una carne, un pescado o unas verduras al vapor… Así disfrutaremos de los aromas del ajo sin sufrir sus efectos desagradables.
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