La única desventaja de los mariscos de concha es que contienen muchas impurezas y arena. Así que para que queden bien limpios un truco sencillo y efectivo es sumergirlos en agua salada (16 g de sal/l de agua) durante unas horas. De este modo, las almejas y los mejillones absorberán y expulsarán el agua, y se conservarán más tiempo.
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