¿Se pueden congelar las castañas?

En primer lugar, para conservar las castañas frescas en casa, después de recogerlas o comprarlas, será necesario colocarlas en un lugar fresco y seco. Se recomienda colocarlas en un cesto o un recipiente agujereado para que circule el aire y así no se pudran; nunca deberás meterlas en una bolsa de plástico. Si lo que deseas es conservarlas durante largos periodos de tiempo, congelar las castañas será la mejor opción, ya que no se estropearán y mantendrán sus propiedades a la perfección. La forma más rápida y sencilla de hacerlos será meter las castañas con la piel crudas en bolsas o recipientes para congelar y ponerlas directamente en el congelador, sin pelarlas.

Podrás ir sacándolas a medida que necesites castañas e incluso podrás asar las castañas directamente congeladas. La alternativa será congelar castañas peladas, algo más trabajoso pero más práctico para algunos usos posteriores de las castañas. De este modo, previamente deberás quitarles la piel y para ello puedes usar un sencillo truco: con la ayuda de un cuchillo afilado haz un corte a cada una de las castañas, pon una olla de agua a cocer y, en el momento que rompa a hervir, mete las castañas. Se trata de escaldar las castañas para poder retirar más fácilmente la piel.

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