Pechugas de Pollo al Limón

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  • 10-20 min
  • Media
  • 4 personas

Información nutricional

  • Energía

    396.76kcal

  • Hidratos

    1.47g

  • Proteínas

    46.52g

  • Grasas

    52.01g

El pollo es un alimento básico y además muy saludable que está presente en la cocina de todo el mundo, por lo que es recomendado por médicos y nutricionistas. Es una de las carnes blancas más consumidas por su versatilidad en la cocina, su buen precio y su interesante aporte nutricional, rica en proteínas y baja en grasas. 

La carne de pollo contiene vitaminas y minerales como las vitaminas del complejo B necesarias para llevar a cabo importantes funciones en el cuerpo y minerales como el hierro que ayuda a transportar el oxígeno a todas las células, fundamental para el buen funcionamiento del cerebro y rendimiento físico; el fósforo forma parte de los huesos y dientes y el zinc esencial para los procesos de crecimiento y defensas del organismo.

Tiene una textura tierna y un sabor muy suave que la hace fácilmente combinable con otros alimentos y puede incluirse en la dieta de los niños desde que son pequeños.

La carne de pollo es una de las más sanas que hay. Es baja en grasas (si retiras la piel) y es una buena fuente de proteína animal sin mucho colesterol. Eso sí, la pechuga, una de las partes más consumidas, tiende a quedar un poco seca cuando se hace a la plancha, la forma más práctica y rápida de cocinarla.

Antes la carne de pollo se reservaba para días especiales y su precio no siempre estaba al alcance de todos. Pero desde el año 2000, su consumo ha vivido un crecimiento sostenido. Los pollos, que antes se alimentaban con grano y se criaban en semi libertad, en granjas con otros animales, han pasado a criarse de manera intensiva con el propósito de obtener un rendimiento más alto y satisfacer la demanda a precios asequibles.

La carne de pollo, especialmente la pechuga, se recomienda en dietas para adelgazar, por su bajo contenido en grasas, pero de todas formas, puedes retirar la grasa del pollo y la piel antes de cocinarlo.

Del pollo se aprovechan para usos culinarios muchas de sus partes: las patas; la cresta, servida como tapas; las alas y los muslos; la pechuga –la parte que menos grasa contiene–, e incluso, partes como el hígado, la molleja o el corazón. También se pude consumir la carne de pollo asada a la parrilla, al horno, al microondas, frita, en ensaladas, sándwiches o hamburguesas.

La edad del pollo puede determinar el tipo de cocción necesaria. Los ejemplares más jóvenes son apropiados para una cocción al horno, mientras que los adultos necesitarán de cocciones más largas para así ablandar la carne, como guisos o estofados. 

La pechuga de pollo es uno de los ingredientes más asequibles. Es importante cocinarlos cuidadosamente ya que es una pieza que tiende a quedarse seca. Se puede cocinar de múltiples maneras. Al horno, a la plancha, rehogadas. Y la podemos acompañar con infinidad de alimentos. Por ejemplo, podemos complementar nuestros filetes con cualquier verdura como judías o ensalada, arroz, patatas al horno o fritas. Esto depende de vuestros gustos y del tiempo que tengáis para dedicarle. Aunque, por lo general, no es un plato que nos ocupe demasiado. Además, son perfectas para dietas de adelgazamiento porque apenas aportan grasas. Un buen control del fuego y del tiempo de cocción es primordial pero, además, hay un truco extra: acompañar la carne de una salsa.

Esta receta de pechugas de pollo al limón te sacará de más de un apuro en un santiamén y, además, es la perfecta acompañante de la carne de pollo.

Cómo preparar las pechugas de pollo

En la gastronomía española podéis encontrar un gran número de recetas de pechugas de pollo. La carne de pollo se adapta a todo tipo de elaboraciones, desde las más sencillas hasta las más elaboradas, todas las recetas con este ingrediente son deliciosas. Es una carne ideal si deseas mantener la línea ya que contiene poca grasa y quizás es unas de las carnes más versátiles en la cocina. 

Aunque es una opción muy saludable existen muchas más posibilidades sobre cómo cocinar unas recetas de pollo saludables, ligeras y sabrosas. Porque quizás estamos demasiado habituados en estos casos a acabar comiendo la clásica receta de pechugas de pollo a la plancha.

Una opción ideal puede ser la de preparar las pechugas de pollo al horno. Para saber cómo cocinarlas lo primero es sazonarlas antes de asarlas en el horno para que se impregnen de ese sabor y queden bien ricas. Después solo quedará hornearlas durante unos 20 minutos o hasta que empiecen a coger un tono dorado. ¿Qué te parece? Quizá no las hayas cocinando nunca de esta forma pero te aseguramos que quedan deliciosas. Las puedes servir junto con una variada ensalada y verás que plato fantástico te queda.

Aunque si prefieres hacer las pechugas a la plancha te recomendamos sazonarlas al gusto y potenciar su sabor con el condimento que prefieras como hierbas aromáticas o Avecrem. Un truco para que te quede bien jugosa es añadirle a la plancha un chorrito de aceite de oliva virgen extra, y como en este caso, añadir zumo de limón. Anímate a probar esta receta de pechugas de pollo al limón ¡te quedarán estupendas!

Ahora que ya te hemos enseñado cómo prepararlas de una forma más ligera te invitamos a probar otras maneras de hacerlas, que gustarán a grandes y pequeños. Una de las recetas preferidas para la mayoría son las pechugas rebozadas. Crujientes, sabrosas y completas, seguro que disfrutaréis mucho comiéndolas.

Otra opción sobre cómo hacer unas pechugas de pollo súper sabrosas es cocinar las pechugas de pollo en salsa. Es ideal para cuando no tenemos tiempo de cocinar, ya que se puede preparar el día anterior y quedan aún más ricas. Salsa de nata, de almendras, de limón, agridulce, al roquefort… ¿Con cuál te quedas?

Pechugas de pollo en el microondas

Si vas con el tiempo justo, en ocasiones lo primero que se te ocurre es preparar una ensalada y algo a la plancha. Sin embargo, el microondas puedes ser tu mejor aliado en estas ocasiones.

En muy poco tiempo podrás tener listo un plato elaborado y sabroso. En unos quince minutos puedes tener listas unas deliciosas pechugas de pollo con pimiento y cebolla

Pechugas de pollo con verduras

La carne de pollo es la protagonista de muchas dietas ya que es una carne blanca muy sana, contiene muy poca grasa y es muy fácil de digerir. Cuando cocines pollo, recuerda que es en la piel donde hay la mayoría de la grasa.

Con pocos minutos prepararás unas pechugas con una salsa de verduras hecha con sofrito. Además, el toque de hierbas final le dará un aroma que las hará irresistibles. ¡Que aproveche!

Pechugas de pollo en salsa agridulce

Esta es una receta de pechugas de pollo deliciosa, ya que al añadirle la salsa agridulce nos ofrece una combinación de sabores muy sorprendente. Si a tu familia no le acaba de convencer el resultado agridulce no te asustes, otra opción es que lo prepares con todo tipo de salsas para acompañarla: de queso, de champiñones, etc. ¿Y sabes lo mejor? Para que cocinar sea más sencillo tenemos la solución: Mis Salsas Gallina Blanca.

Anímate a probar algunas de las recetas de pechugas de pollo que en Gallina Blanca hemos preparado para ti. ¡Están tan buenas que te costará escoger solo una!

Ingredientes para Pechugas de Pollo al Limón

Cómo hacer Pechugas de Pollo al Limón

  • Cómo preparar Pechugas de Pollo al Limón - Paso 1

    Calienta el aceite de oliva extra virgen en una olla exprés y dora las pechugas.

  • Cómo preparar Pechugas de Pollo al Limón - Paso 2

    Después añade los ajos picaditos y un limón partido por la mitad. Incorpora la pastilla de Avecrem Caldo de Pollo. Añade un poquito de agua, no mucha.

  • Cómo preparar Pechugas de Pollo al Limón - Paso 3

    Añade el zumo de limón. Tapa la olla y deja cocer durante 5-7 minutos. Si es una olla súper rápida bastará con 4.

    Sirve las pechugas acompañadas de un poco de arroz blanco, patatas guisadas o fritas o una guarnición de verdura.

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Consejos para cocinar Pechugas de pollo al limón

El Truco: aprovecha el pollo

 

Del pollo no se tira nada. Si te sobran los huesos puedes hacer un buen caldo y con la carne que no te vayas a comer, unas croquetas, el relleno de un sándwich o tropiezos para un salpicón. ¡Todo es que le eches imaginación!

 

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