El arte de emplatar

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El arte de emplatar

Ensalada de manitas de cerdo

Muchos son los pasos que se dan hasta conseguir plasmar una receta y llevarla a la mesa: lavar, cortar, pochar, guisar, reducir, etc. pero el resultado final de tanto esfuerzo también está íntimamente ligado a la presentación. Comemos por los ojos y nos gusta que nos agasajen con un plato bien acabado, limpio y en el que se ha invertido un tiempo de preparación.

La comida diaria no requiere un emplatado laborioso, se trata de alimentarse y no suele haber mucho tiempo, pero ¿por qué no regalarnos los sentidos con un plato bien presentado el fin de semana? Y si tenemos invitados, ¿somos conscientes del efecto que tiene este detalle en nuestros comensales? Vamos a repasar unos pequeños apuntes para aprender a emplatar.

Tomemos el plato como un lienzo en el que vamos a presentar un cuadro. Para este menester no vale cualquier plato, aunque podemos adaptar los que tengamos en casa, escogiendo aquellos que tengan una mayor superficie y estén exentos de adornos. Emplatar con gusto está reñido con el barroquismo, tenemos que tender a presentar el manjar principal (por ejemplo una carne o un pescado) junto a una guarnición y un leve adorno sin caer en la tentación de llenar toda la superficie de comida ni reiterarnos en el ornato.

Solomillo de cerdo con puré de calabaza y comino

Si las piezas de carne o pescado se acompañan de salsa, se puede utilizar ésta para definir un trazo en el plato, más decorativo que práctico, y disponer el resto en una salsera para que cada comensal se sirva. Las guarniciones se pueden colocar formando una línea con ayuda de una cuchara, en forma de flan, utilizando un molde adecuado para ello, o formando una quenelle entre dos cucharas. Entre ambos elementos debe haber un equilibrio, una composición agradable a la vista que se complemente con un adorno, como hierbas aromáticas picadas muy finamente y distribuidas en forma de lluvia, o pequeños ramilletes que rematen el conjunto.

El equilibrio de colores es importante, el adorno debe buscar ese contraste que aporte atractivo al plato sin abrumar. El verde de las hierbas, el rojo de los tomates cherry o el naranja de los physalis, son un buen ejemplo de elementos que se pueden utilizar para buscar esa sorpresa.

Ensayemos con nuestra cocina cotidiana, hagamos pruebas y divirtámonos creando; si así lo hacemos, tendremos mucho ganado cuando llegue el momento, la comida esté lista y el invitado a la mesa. ¡Que empiece la función!

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