“Al desamor se sobrevive con grandes cantidades de comida”

En este videoclip te veremos bailar un reggetón. ¿Es más difícil esto que escribir un monólogo que haga reír a la gente?

No, que va. Yo creo que es más difícil hacer un monólogo. Para escribir un monólogo tienes que buscar bromas, temas que no estén muy manidos, enfoques sobre esos temas...

Pero no siempre encuentras un tema que no haya tocado nadie…

Claro. Al final los temas son siempre los mismos y ahí reside precisamente la dificultad. Lo que tienes que hacer es decirte a ti mismo que sigues teniendo eso que tenías. Que no lo has perdido. Por eso te digo, que lo del reggetón es facilísimo. Basta con dejarte llevar por el ritmo latino.

¿Te gusta bailar?

Sí, se puede decir que sí. Incluso a veces lo hago sin música.

¿En la ducha?

En el ascensor, por ejemplo, a veces me doy cuenta de que estoy preso del ritmo. Soy muy sandungero.

¿Será la primera vez que bailas reggetón?

Sí y no. Una vez estuve en una discoteca latina y me di cuenta de lo distinta que es nuestra cultura. Ahí bailaban entre desconocidos y se frotaban y yo decía… ¡pero si no se conocen! Yo estaba cortadísimo.

¿En qué te fijas cuando tienes que imitar a un personaje?

Como no imito la voz, intento recrear su personalidad. Pienso qué imagen tenemos de él e intento adaptarla y transmitirla al público.

¿Hay alguien a quien no hayas sido capaz de imitar?

Como los hago todos igual, no hay límites. Es una cuestión de poca verguenza por mi parte. Cualquiera puede ser imitado y yo no tengo ese handicap.

¿Cuál crees que es la clave para hacer reír?

Bueno, en la comedia se genera empatía con el público. Es una cuestión como de epidermis, o sea, la gente decide que tú eres gracioso y que le vas a hacer reír y por eso les gustas.

Pero con hacer reír no basta… también hay que saber hacerlo, ¿no?

Sí claro. También debe haber un factor de sorpresa. Cuando tu sorprendes a alguien, generas una expectativa y si la sorpresa es divertida, pues da risa. En cambio, si es un susto, no hace ninguna gracia.

¿Dirías que los españoles sabemos reírnos de nosotros mismos?

Yo creo que somos bastante cachondos y muy habladores. Sí, creo que sí.

¿Y no temes cruzar la ralla del mal gusto alguna vez?

Para mí el humor tiene que forzar los límites. Es transgresión pero yo creo mucho en la autocensura. Si tú crees que algo no se va a intepretar bien, lo mejor es que no lo digas. Dicho esto, el humor te permite decir cosas que no podrías decir de otra forma.

¿Cómo te desenvuelves en la cocina?

La verdad es que no lo hago mal. No hago grandes cosas pero lo que es cocina diaria para los chiquillos y eso… no se me da mal. Pero vaya, no hago grandes cosas.

¿Y si vienen amigos a cenar a tu casa, qué les preparas?

Suelo hacer un pica y moja: unos nachos, unos fingers de pollo… cosas así. Y preparo también unas piruletas de queso manchego al horno.

Pero la cocina, ¿sólo te alimenta? ¿O le encuentras más usos?

¡La cocina sirve para muchas más cosas! El desamor, por ejemplo, tiene que sobrevivirse en soledad y con grandes cantidades de comida. Creo que tiene que ser una comida así con muchas proteínas, ¿no? Helados, chocolate… ¡el chocolate es un alimento fantástico!

Para terminar, Recomiándanos un plato manchego

Los gazpachos manchegos. Están muy ricos. En realidad no se parece en nada al gazpacho andaluz: son unas tortas de pan que se hacen con un sofrito de tomate y con conejo…. Un plato de esos de los pastores. ¡Están riquísimos!